Fue el cortometraje ganador del Festival Chilemonos 2014. El protagonista es un oso que cuenta una cruda historia de esclavitud en un circo. El realizador de esta pieza quiso materializar la historia de su abuelo, quien fue exiliado en 1973 de Chile. El relato fue contado mediante la utilización de personajes ficticios, donde la vida en la carpa recuerdan los años en que un expatriado tuvo que vivir separado de su familia.

Por Pamela Riveros Ríos
Editado por Pilar Subiabre

Articulo reeditado para la edición especial de Solomonos Magazine

Un oso, de apariencia melancólica, observa el retrato de una familia feliz, mientras arregla las piezas de una caja musical. Sale de su hogar, una casa antigua cuyo aspecto refleja que el tiempo no ha transcurrido dentro, para situarse en las calles de una ciudad industrializada, alrededor de la cual se alzan enormes edificios y chimeneas de grandes fábricas que sueltan un humo gris. Se instala en una esquina para mostrar su historia, contenida dentro de esa caja musical, a cualquier transeúnte que demuestre interés en verla. La caja guarda una historia de exilio y rapto, donde un oso es apresado para ser el atractivo principal de un circo.

Este relato de ficción, que encantó a la audiencia y a la Academia, tiene mucho de realidad. Gabriel Osorio, su director, cuenta que este cortometraje en 3D fue la manera que encontró para relatar la historia de su propio abuelo, quien por años estuvo en el exilio luego del Golpe de Estado en 1973. “Estuvo mucho tiempo fuera de Chile y estuvo preso también, y cuando volvió, su familia había cambiado. Lo terrible de estar lejos de tu familia es la semilla del cortometraje, por eso es triste, porque nace de una idea que es súper dolorosa y dura”, comenta.

Por mucho tiempo, Gabriel guardaba esta historia en su memoria y en su corazón, hasta que quiso exponerla al equipo de Punkrobot, su estudio audiovisual donde ha dirigido ya varios trabajos de series animadas. Numerosas sesiones de brainstorming y mucho trabajo lograron que luego de cuatro años la idea se concretara en este cortometraje.

El concepto de arte detrás de las dos historias

Si bien la historia de destierro de su abuelo podría haber sido contada de una forma literal, el equipo de trabajo decidió que la metáfora de un oso raptado por un circo sería una manera más amable y entendible para tratar el tema de la partida o el alejamiento de un ser querido. Así retrataron la ausencia y separación de su familia y el dolor de la soledad. “Queríamos contar la idea del exilio y la imagen de ruptura de una familia, pero sin hablar del Golpe. No queríamos ser específicos, queríamos que fuera una historia universal. Entonces, estuvimos pensando en cómo traducirla”, dice Antonia Herrera, Directora de Arte de “Historia de un Oso”.

“La idea de que fuera un oso se comenzó a materializar porque lo iban a raptar, entonces ¿cuál animal era el más buscado para trabajar en un circo? Eso nos llevó a un oso, que además podía hacer roles de humanos, como malabarismos. Entonces el oso es un animal representativo”, cuenta Gabriel, y agrega: “mi abuelo era súper grande, entonces yo lo asocié con un oso”.

Por otra parte, el oso también evoca a un organillero, personaje tradicional de la cultura chilena que aparece por las plazas y parques reproduciendo melodías que salen de una caja musical mecánica, llamada organillo. Este espectáculo es especialmente atractivo para los niños.

Querían usar este concepto para que el protagonista se instalase en las calles del sector a   vender su propia historia. De esta forma, lograron generar un objeto atractivo, semejante al organillo, que llamara la atención de cualquier transeúnte y que hiciese posible observar un relato con figuras de hojalata a través de un agujero.

“La parte de la historia dentro de la maleta la teníamos lista hace casi dos años”, puntualiza Antonia.

Un oso real

El trabajo que vino después representó el mayor desafío, tanto en términos estéticos como conceptuales. Para que el oso protagonista contara su historia por medio de un oso de hojalata, el primero debía lucir más real.

Los primeros intentos mostraron a un animal que parecía muy auténtico, pero que dejaba de lado la esencia humana, “pasamos por muchos conceptos, y lo que hicimos finalmente fue pasarlo a plasticina, y como iba a ser en 3D, sirvió para dimensionar la estructura”, cuenta Antonia.

Gabriel agrega: “al principio, teníamos de modelo a un oso súper realista, pero pensamos ‘se ve un poco raro, y no funciona bien’. Teníamos el tema que eran dos mundos, con dos osos diferentes, entonces tenían que ser entre ambos muy disímiles, pero tampoco funcionaba que se viera tan real”.

Tuvieron que volver al boceto; se cambió la proporción de los ojos para que fueran más grandes y que se viera la pupila más pronunciada, que le diese un aspecto de caricatura. “El oso más real, de los pelos, fue el desafío más grande en términos de modelado, de render y de animación”, enfatiza.

Luego, se indagó sobre la vestimenta que tendría el personaje principal, cómo se vestía la gente en Chile durante los años ’70 y así llegar a un concepto nostálgico.

“El hecho de hacer una historia dentro de otra historia tiene por objetivo reflejar un poco lo que nosotros hacemos, que es la animación. Tiene una parte de mi abuelo y otra parte de mí, en donde un personaje modela a los osos de metal”, concluye su director.

Una ciudad industrializada

Gabriel creció en una comuna de Santiago con empresas e industrias. La idea de un oso contando su historia a través de una caja de madera debía ser en un espacio con muchos edificios y personas, con adoquines simulando al Santiago más antiguo. Así fueron buscando elementos que la audiencia pudiera identificar, “nos inspiramos en las casas donde vivían ellos, nuestros abuelos”, señala Gabriel, agregando “los interiores son muy similares a la casa de mi abuela. Los detalles del tipo de muebles, las camas cómo están hechas, y que no sólo son característicos de mis abuelos, sino que también de los abuelos de Antonia y del resto”.

Antonia Herrera fue la responsable de investigar sobre los objetos que las personas utilizaban recurrentemente en esa época, “eran cosas más nostálgicas, como el tipo de loza, manteles. Teníamos referencias bien específicas en ese sentido. Los muñecos también son de hojalata porque son los típicos juguetes antiguos”.

En total, fueron cuatro años en los que Gabriel y Antonia tuvieron que afinar los detalles artísticos y el relato de la propia historia, conjugando esto con otros proyectos que llegaban al estudio. Una vez finalizado “Historia de un Oso”, la sensación de cada miembro del equipo fue de satisfacción, depositando todos sus esfuerzos en hacerle una campaña fuerte de difusión.

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Este cortometraje fue estrenado en Chile durante la versión 2014 del Tercer Festival Internacional de Animación Chilemonos, siendo el gran ganador de la Competencia Nacional de Cortometrajes. Durante el mismo año, fue seleccionado para estrenarse a nivel internacional en el prestigioso festival de animación de Annecy (Francia), en la sección cortometrajes fuera de competencia, iniciando de esta auspiciosa forma su carrera hacia los premios Oscar, pasando antes por un circuito de festivales donde obtendría una gran cantidad de reconocimientos.

Sin lugar a dudas, “Historia de un Oso” estableció un nuevo nivel artístico en la animación chilena, sentando las bases para levantar la industria nacional. SM