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El animador Samuel Restucci (Chile) se refiere a su más reciente estreno: “La copia feliz del Edén”, un cortometraje documental que ha sido elogiado en distintos certámenes, valioso por su animación 2D cuadro a cuadro, y por su singular propuesta de recorrido histórico que, desde el Golpe de Estado en 1973, busca proyectarse e incentivar al diálogo sobre la situación sociopolítica actual.

Este cortometraje estará en exhibición a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo titulado “Derechos Humanos”, que estará disponible para el público durante todo el mes de mayo.

El registro inicia a las afueras de la casa presidencial de Tomás Moro, en la madrugada. Salvador Allende recibe una llamada a la que exclama “¡Milicos traidores!”; sabiendo lo que se avecina, le ordena a Gloria, su secretaria con quien pasó la noche, que salga del país inmediatamente y proteja a su hijo. Acto seguido, la vista pasa a un avión de combate, que está ad portas a lanzar un misil hacia La Moneda, el cuál entra por la puerta principal y recorre los pasillos del Palacio de Gobierno, que están decorados con escenas pasadas y futuras al 11 de septiembre de 1973, fecha que marcaría un antes y un después en la historia del país y que, a través de fluidas transiciones, trasladan al espectador a través de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen, hasta llegar a una actualidad en la que la violencia de Estado está lejos de terminar.

Este argumento constituye la propuesta de “La copia feliz del Edén” (2021): un cortometraje de drama bélico, hecho en base a registro documental, compuesto por 3000 dibujos realizados en 10 meses de trabajo, y un total estimado de 15 meses de producción. El cortometraje, dirigido por Samuel Restucci y Emilio Romero, se financió gracias a un Fondo de Fomento Audiovisual, concursado en la novena región, fue estrenado en la última versión del Festival de Annecy, y actualmente se encuentra recorriendo festivales de todo el mundo.

Samuel Restucci, uno de sus gestores, es animador y productor, quien trabaja en base a su empresa The Forest Man, en la región de la Araucanía, al sur de Chile. Tuvo interés en artes plásticas desde temprana edad, particularmente en el dibujo y el cómic de los años 80: cita como referentes de su obra a la revista Cimoc, historietas de Mœbius y el realismo mágico de Jodorowsky. A los 19 años hizo su primer trabajo animado: el recordado videoclip de “La Torre de Babel”, de la banda chilena Los Tres; en ese momento estudiaba Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires, pero volvió a Chile a instruirse con el connotado animador chileno Tomás Welss, dado que en la época aún no se impartía la carrera de animación en universidades.

En el año 2000 realizó su primer cortometraje “Reanimación”, el cual tuvo una extensa ruta de festivales en América y Europa, y que llevó al director a establecerse en Barcelona por once años. Allí, conoció al cineasta chileno Emilio Romero, con quien conformaría un equipo creativo y que derivó en la productora The Forest Man: en este equipo, Emilio es quien se concentra en el desarrollo de contenido, mientras que Samuel controla el área de animación, en una dinámica de trabajo complementario. Entre sus producciones, se cuentan dos videoclips para la banda Ojos de Brujo, además de la incursión en realidad virtual para producciones de divulgación científica.

“La copia feliz del Edén” se extrae de un proyecto más grande del equipo, en el que se relata la historia mundial de los siglos XX y XXI. Derivó en este acontecimiento por conversaciones entre ambos colegas, quienes comparten un contexto de origen y un interés por la Dictadura y los Derechos Humanos, por lo que ellos ya se encontraban estudiando a fondo los antecedentes de la época. Su punto de partida fue lo que se sabía del último día de vida de Salvador Allende, y la decisión fue retratar en animación aquellos episodios que no contaran con registros visuales. El objetivo: proveer de una pieza de revisión histórica para futuras generaciones, que busca facilitar la asimilación de un periodo muy crudo en la historia de Chile a través de un documento animado.

La realización del cortometraje contó con la colaboración y revisión del Museo de la Memoria y Derechos Humanos y la Fundación Salvador Allende: todos los fragmentos animados se construyeron en base a registros documentales, exceptuando la escena donde Allende está con Gloria Gaitán, quien fuera su secretaria y amante, cuya representación buscaba aproximarse a una representación de su vida privada fuera del cargo de presidente, el que condiciona casi la totalidad de su personaje público.

Referente a este hito en particular hay varias opiniones y puntos de vista: si bien la Fundación Salvador Allende no autorizó el uso de su logo en los créditos del cortometraje, ya que su objetivo es velar por la veracidad de los hechos sobre la vida del exmandatario, la entidad avala esta recreación por ser correcta a nivel histórico, debido a la evidencia existente de la relación extramarital de Allende con Gloria Gaitán que derivó en un embarazo, en el que posteriormente ella pierde a su hijo durante el exilio, el cual era un hecho que los directores querían dar a conocer.

Otro momento que fue muy complejo de retratar es el suicidio de Salvador Allende: un hecho del que no se tuvo certeza por varios años, y que sólo fue comprobado gracias a peritajes forenses, además de que fue minimizado e incluso tergiversado por parte de los adherentes a la Dictadura. Para la dirección, era importante no sólo representar el hecho verídico desde una óptica adecuada, sino que de alguna forma poner sobre la mesa el tema del suicidio, tanto como problemática social, como desde el juicio que se ha emitido específicamente por el caso del expresidente, del cual Samuel ha sido objeto por el argumento de su obra:

“Siempre el tema del suicidio trae comentarios, ante eso debo explicar que es un hecho comprobado y que está documentado. En ese sentido, da lo mismo el color político, sino que tiene que ver con la realidad: lo típico que se dice acerca del suicidio de Allende es que fue un acto de cobardía, cuando realmente este tema no es algo que se que se pueda justificar así de fácil, si no estás en los zapatos de quien toma la decisión”.

Para la investigación previa al guión, los directores fueron autorizados a acceder a la base de datos del Museo de la Memoria, que cuenta con una gran variedad de archivos audiovisuales; asimismo, el sonido del cortometraje se planteó como un diálogo entre los dos tipos de personajes presentes, definidos por los tonos de habla y las palabras, según los acontecimientos del 11 de septiembre.

El tratamiento de sonido consistió en una limpieza del ruido para resaltar las frases y nivelar los audios, se compuso con fragmentos del último discurso de Allende junto a otras citas de discursos anteriores, sumado a registros de la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI) y con transmisiones militares de la fecha. Para el cierre, utilizaron registros grabados en la primera línea de las manifestaciones sociales que se desarrollaron desde octubre de 2019, cedidas por un amigo de Samuel.

“Lo que proponemos es esta elipsis temporal, en la que todavía se están violando los derechos humanos en Chile, y que la violencia que se recuerda de los años 70 no es un tema que se haya terminado”, explica el director sobre la decisión de retratar situaciones de la actualidad en el cortometraje.

En cuanto a la banda sonora, Samuel creó una maqueta con referencias de bandas sonoras de ciertas películas de acción, buscando retratar un componente de drama; este material fue usado como referencia por el compositor Marcelo Córdova para la interpretación final. Tanto el sonido como la música fueron compuestos en función de la animación, de modo que se fusionaron para lograr sintonizarse con las múltiples transiciones que ocurren durante el cortometraje.

La obra, además, se destaca por su animación análoga, en una técnica que Samuel llama “figura y fondo sobre un mismo plano” que, en términos simples, implica que todo se dibuja sobre un mismo papel, sin composición en post-producción. Durante la animación, los espectadores se trasladan desde 1973 hasta la actualidad a través de fluidas transiciones realizadas en la técnica de morphing, que consiste en transformar una imagen en otra, manipulando las líneas del dibujo. Todo lo anterior, planteado desde una perspectiva muy cinematográfica que se aprecia a través de los movimientos de cámara recreados a lo largo de la animación.

“En la justificación de cámara lo que queríamos lograr era la sensación de entrar y salir, como en el plano del misil; esas cosas plásticas te dan también un tiempo de asimilar un poco de un contenido al otro. Yo hago cambios de plano en un segundo, que son 12 dibujos, pero son imágenes que quedan en la retina; el morphing tiene esa cualidad de hacer un traspaso de una idea a la otra en muy corto tiempo”, detalla el director.

Samuel cuenta que está pendiente el estreno de “La copia feliz del Edén” en el Museo de la Memoria y Derechos Humanos, que no ha podido concretarse debido a las restricciones sanitarias, y que incluye una exposición de parte de los dibujos que componen el cortometraje, los que serán donados para exhibición en el museo. El director espera poder realizar el estreno al finalizar la ruta de festivales que el corto tiene por delante.

En este momento, The Forest Man está trabajando en la línea de realidad virtual, implementando el uso del software Unreal Engine 5 combinado con la técnica análoga ya característica de Samuel: el producto final será un cortometraje interactivo, que haga un recorrido de la historia chilena y universal de los siglos XX y XXI. SM