El director audiovisual Nicolás Villarreal profundiza sobre el proceso creativo de este cortometraje, el cual presenta, a través de una visualidad hipnótica, un relato familiar que nos recuerda que una buena crianza siempre estará guiada por el amor.
“La casa de colores” estará en exhibición a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Infancia”, que estará disponible para el público durante todo el mes de agosto.
Con la ciudad de La Plata como escenario, el cortometraje narra la historia de una niña que desea visitar un mágico lugar que vio en televisión, lleno de niños y juegos. De esta forma, y de la mano de su madre, comienza una aventura que la llevará a obtener importantes enseñanzas acerca del amor, la familia y aquellas personas que te marcan el corazón de por vida.
Esta animación argentina se estrenó en el año 2016 y tiene una duración de nueve minutos. La dirección y el guión estuvieron a cargo de Nicolás Villarreal, basado en la idea original de su hermana Justina Villarreal, quienes plasmaron experiencias de su infancia en esta narración que mezcla animación 2D y 3D.
Villarreal llegó al mundo audiovisual siguiendo la trayectoria de Stephen Spielberg y aquella característica propia del cine de hacer realidad hasta lo más fantástico. Luego de abandonar la carrera de arquitectura, inició sus estudios de animación y audiovisual en Argentina, donde comenzó a soñar en grande y trabajar arduamente; llegando el año 2005 a ser parte del estudio de animación de Disney.
“Me encantó trabajar en Disney, pero yo quería algo más, tenía esa idea todavía de hacer algo como ‘Cuentos Asombrosos’, algo que me había quedado de mirar el trabajo de Spielberg. En el fondo, quería hacer mis cortos, hacer mis películas”, comenta Nicolás sobre la decisión de abandonar la compañía del ratón en busca de cumplir sus propias metas.
Su primer gran trabajo personal fue “Pasteurizada”, un cortometraje de animación en el cual trabajó 27 meses y que llevó a cabo casi en su totalidad en solitario. Posterior a eso participó en distintos proyectos, donde, según sus palabras, la gran recompensa la recibía al sentir que había entregado lo mejor de sí mismo, por lo cual siempre se encargó de transmitir ese mensaje a su equipo.
En este contexto, y después de un trabajo de nueve meses, nació “La casa de colores”, su tercer cortometraje. Con una receta que incluía memorias personales, mensajes sobre la felicidad y el amor, y una propuesta relajante y cálida en cuanto a imagen.
“Mi mamá me dijo que cuando yo tenía nueve años le dije a la monja que si iban a cuidar mis juguetes ahí, ella dijo ‘por supuesto, un montón de niñitos van a cuidar tus juguetes’ y me encantó esa idea”, mencionó el animador al recordar su experiencia visitando Casa Cuna en su infancia, hecho que inspiró el guión de “La casa de colores”.
Además, agregó: “Tiempo atrás había un programa que se llamaba ‘Chiquititas’ y me acuerdo que las nenas, como mi hermana que en ese entonces tenía siete años, querían vivir en un orfanato. Mi mamá le decía: ‘mira, los orfanatos no son así, son un lugar donde les tienen mucho amor a los chicos, pero no son así’. Entonces, también de ahí viene la historia”.
Por otro lado, el guion destaca por incluir elementos de inclusión LGBTQ+, que aunque sutiles, refuerzan el concepto de un ambiente de amor puro y sin discriminación.
Respecto al proceso de creación, lo que más destaca es la etapa de ecualización de color y luces, pues es el momento en que se pueden observar todas las piezas visuales conectadas. A continuación, se agregaron los sonidos, la voz en off de Andrea Carballo recitando un poema de la autoría de Villarreal, y la banda sonora a cargo del compositor Michael Brennan.
TV Paint, Photoshop, After Effects, Final Cut Pro, Pro Tools y DaVinci Resolve fueron usados para dar vida al cortometraje, en base al diseño de los fondos realizados a mano por Nelson Luty; logrando un efecto muy realista de la ciudad de La Plata, con ese toque de construcciones de estilo europeo y adoquines en el piso, donde los colores juegan, provocando que el espectador vibre con las emociones que viven las protagonistas.
“Algo que es muy importante del cine para mí es que vos como director estás haciendo que un montón de gente que no se conoce, que pueden ser de diferentes entidades, de diferentes movimientos políticos, o de diferentes inclinaciones sexuales, e incluso pueden no caerse bien ; pero sienten lo mismo, a la misma hora, en el mismo lugar. Y para mí ese es el momento mágico que logra una buena película”, reflexiona Nicolás Villarreal.
Otro elemento que sobresale y se convierte en protagonista del cortometraje es la luz, una luz cálida, brillante, que con delicadeza se asoma desde las esquinas y finaliza empapando todo el cuadro, aportando intensidad a la narración.
Incluso, la luz del sol aporta ambigüedad y sorpresa, pues la lluvia en el exterior continúa a pesar de los rayos del sol, aumentando la cuota de misterio en los segundos en que la protagonista y su madre esperan en el umbral del orfanato. “La luz en ese momento es un pequeño guiño a que lo que viene a continuación va a ser un lugar mágico”, mencionó el animador sobre aquella decisión.
Y así, como los rayos de luz, la voz calma de la narradora en off guía al espectador, pero al mismo tiempo lo llena de dudas sobre hacia cuál será el punto final. Siempre tuve la sensación de que los árboles me seguían y quiero decirles: es real, se escucha en el clímax del cortometraje, en una escena que emociona pero al mismo tiempo devuelve muchas interrogantes sin respuesta. “Yo quería que fuera medio confuso, poético y que al final se uniera todo”, señaló Nicolás.
Además, agregó: “Para mí las películas, y esta es una frase que dijo Ethan Hawke parafraseando a otro director, las buenas películas empiezan cuando terminan, que vos la ves y te dejan en shock, que te dejan triste, contento o con una emoción curiosa. Pero, te dejan pensando o sintiendo cosas. Es lo que más me gusta a mí y es lo más difícil también; pero es a lo que apunto siempre”.
Una misión en la que continúa trabajando Nicolás Villarreal en la actualidad, con un proyecto de cortometraje cercano al género del horror y el thriller psicológico, titulado “Los Inquilinos”. SM