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En un día nublado y frío, Wesley Rodrigues vio llegar un circo junto a su padre. Desde ese día atesoró el momento y varios años más tarde, decidió contarlo. El resultado fue “Viagem na chuva”, un cortometraje animado que honra a la memoria de su progenitor, al arte y los sueños.

Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de octubre, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Arte”.

Para Wesley Rodrigues, el circo es un arte en el que: “Se puede hacer cualquier cosa que uno sueña”, un espacio de colores, música, actuación y movimiento. De igual manera ve a la animación: “Son parte del mismo principio lúdico”, por lo que juntar a ambos en los doce minutos de “Viagem na chuva”, resultó algo natural para el director.

Hacer un corto, es hacer un circo. Es contar una historia que interrumpe la cotidianidad de las personas”, en el caso de “Viagem na chuva”, el relato que interrumpe la cotidianidad tiene que ver con los chubascos y cómo llevan consigo una historia cargada de memorias. “Cuando la lluvia se va, los recuerdos quedan”, explica Wesley: “Hay que pensar en todo el camino que recorrió para llegar donde está. Y así es como pienso en mi niñez, mis recuerdos y en mi papá”.

La llegada de los circenses que inspiró el cortometraje del director ocurrió cuando tenía siete años. A los trece, su padre murió: “Con el tiempo decidí que cuando estuviera bien, yo hablaría de él en una animación para homenajearlo”, el resultado estuvo listo el 2014: “Yo puse el recuerdo, la sensación y la presencia de estar ahí con él cuando llegó ese circo. Lo puse todo en la historia para que me hiciera un poco más de sentido”.

Viagem na chuva”, es un cortometraje que para Wesley es muy personal. En él anima su niñez y también sus fantasías. “Yo soñaba seguido con un pescado gigante volando por la ciudad”, el director recuerda que por lo menos en cinco sueños vio por su ventana cómo el enorme pez chocaba con todo. Inspirado por la poética del sueño del filósofo Gaston Bachelard, vio la magia de esas imágenes, decidió dibujarlas e incorporar al pez volador en el corto.

En ese momento, Wesley Rodrigues no trabajaba con guión, por lo que el desarrollo de la historia se fue creando en base a sensaciones que iba dibujando: “Yo quería hacer poesía con la imagen. Cada cuadro lo veía como un verso de un poema”. Cuando un cuadro le gustaba, lo animaba; sino dejaba la hoja al lado y retomaba el trabajo más adelante. En todo ese proceso estuvo cuatro años: “Pero ya cuando lo retomé y terminé fueron siete meses”.

Para el animador de “Viagem na Chuva”, es muy difícil poner en palabras los sentimientos, es por eso que decidió no solo que no haría un guión, sino que en el corto no existiría diálogo alguno: “Es solo imagen y música”. Por lo mismo, puso un énfasis particular en lo visual y experimentó con el uso de colores y texturas dentro del cortometraje.

Los fondos fueron hechos en óleo sobre papel e iluminados con luz natural o de lámpara, luego fotografiados e importados a Photoshop y After Effects en la computadora: “Siempre inicio con papel porque es más orgánico y la manera de pensar el dibujo es distinta”, explica Wesley. Es por eso que en sus proyectos siempre parte con lápiz y papel, luego anima digitalmente.

Los colores y la música están en constante diálogo. Se acompañan y enfatizan, marcando con ello los dos tonos principales en “Viagem na Chuva”. La calidez dentro del hogar reflejan la sensación que deja un abrazo y la parte buena de los recuerdos; mientras que la frialdad del exterior muestra la desolación y la tristeza que esconden esos mismos buenos recuerdos. Los colores fueron hechos solamente con la mezcla de azul, amariilo y rojo, ya que el director: “Quería colores puros, como el recuerdo puro que queda”. SM