Para la protagonista del corto de nombre homónimo, “Irma”, el frío y el viento se pasan mejor abrigados: con té en mano, bufanda al cuello y una manta cubriendo al edificio. Germán Tejeira y Alejo Schettini, codirectores del cortometraje, nos cuentan sobre el proceso e historia detrás de la obra.
Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de noviembre, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Adulto Mayor”.
“Trata de una viejita que vive sola y en una crisis soluciona de una forma bastante mágica todo”, describe en un primer intento, Alejo Schettini: “Pero describirlo así no se siente bien”, añade. Y tiene razón en ambas cosas.
“Irma”, efectivamente es la historia de una adulta mayor cuya única compañía es un pequeño pájaro. En una helada, el pájaro muere y la señora queda sola, pero sigue adelante. Empieza a tejer hasta agotar cada retazo de tela y vestuario de su casa. Sale por la ventana de su departamento, y desde allí estira una kilométrica manta que cubre a todo su edificio: “Buscó una solución para los demás. Hace que todos dejen de tener frío. Es una historia que tiene que ver con la generosidad”, explica Germán Tejeira.
La protagonista, además de generosa, es extremadamente independiente. Respecto a su diseño, Germán señala que nunca existió un trabajo consciente que buscara no estereotipar al adulto mayor. El resultado se dio por la historia misma: “No hacemos películas cínicas de personajes desagradables”.
Lo mismo confirmó Alejo y luego explicó que la clave estuvo en pensar en las motivaciones, interacciones y contexto de Irma, además de retratar una aparente fragilidad física que hiciera del final algo aún más sorprendente.
De igual manera, quisieron resaltar la magia del final de “Irma”, a través de una limitada y fría paleta de colores: “Cuando aparecen las telas de colores que atraviesan la luz hay un contraste fuerte. Da un efecto de caleidoscopio, de calor”, comenta Alejo.
Lo que en la ciudad helada y en crisis que es Montevideo, logra un contraste aún más fuerte: “Da la impresión casi como si fuera en Europa del Este, pero Montevideo es así. Es más, cuando está muy frío y feo acá, con Alejo le decimos que es un día Irma”, comenta entre risas Germán.
El viento es otro personaje más en la historia. Es una de las razones principales que tiene la protagonista para abrigarse, y una de las mayores complicaciones que hubo al momento de sonorizar “Irma”. Bruno Boselli y Germán Tejeira, estuvieron a cargo de ello, para lo que usaron sonidos grabados y descargados de internet: “A través de incorporaciones en la música y frecuencia de aparición, lo hicimos un enemigo”.
Además de la sonorización, las complicaciones que resultaron de Irma no fueron muchas. El corto es 2D, salvo el último plano que es 3D. Los directores hicieron un animatic general de todo con los fondos más desarrollados, luego montaron a los personajes sobre esos fondos y posteriormente editaron.
Para Alejo, “Irma” fue un proceso lindo de trabajo íntimo: “Recuerdo cuando ya estaban todos los planos animados y jugar con ponerlos en blanco y negro, y a mover todas las escenas de lugar”. Lo mismo confirma Germán: “Era como si tuviéramos un juguete y lo movíamos para todos lados”. Finalmente, el cortometraje quedó como lo habían puesto desde un inicio. SM