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Pareciera que hay días en que solo nos levantamos para trabajar. Cada hora, día y semana se sienten igual al anterior; hasta que aparece una gallina tirada en la calle. Cesar Cabral, realizó el cortometraje  como una historia que obliga a salir de la monotonía. 

Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de diciembre, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Familia / Rutina”.

Las largas horas de trabajo agotadoras son características de nuestras vidas”, comenta Cesar Cabral, director de “Giz”, cortometraje que se traduce al español como tiza. Es por ello que decidió abordar la temática mostrando en el corto elementos fuera de lo habitual: “La historia comienza en live-action precisamente tratando de sacar a la gente de su rutina diaria”.

Giz” inicia con una escena de pollos hipnotizados puestos en el suelo de una ciudad: “La idea era crear una metáfora con nuestra propia rutina de vida”, explica Cesar. Luego de esos primeros segundos de la película, nos damos cuenta que lo recientemente visto es el sueño de un hombre que vive una monotonía interminable.

El protagonista es un sujeto incapaz de relacionarse con sus compañeros de trabajo, con quienes solo se comunica a través de miradas esquivas, ojos vacíos y manos inquietas. Pareciera ser que, además de su reflejo y el hipnotista de sus sueños, con quien más interactúa es con su televisor que proyecta “Rabbits” (2002): “El universo del cineasta David Lynch es algo que explícitamente buscamos evocar en el corto”.

Pero a diferencia de “Rabbits”, “Giz” no tiene diálogo alguno, ya que el director buscaba: “Una experiencia sin narrativa definida en la que se prioriza a la imagen como elemento rector”. En ese sentido, el mundo onírico que vive el protagonista es algo clave, ya que a través de lo que ve ahí, empieza un cuestionamiento respecto a su existencia y vida diaria.

Los ocho minutos del mundo de “Giz” se llevaron a cabo en un año. Durante ese periodo, parte del equipo que trabajó en la animación y producción del corto estuvo involucrado en paralelo en otros proyectos de la productora y estudio de animación brasileño Coala Filmes. Para poder trabajar en ello, el personal del corto distribuyó el tiempo que destinaría al proyecto , manteniendo la jornada laboral de ocho horas: “Esa fue la forma que tuvimos de viabilizar un cortometraje de bajo presupuesto”.

Fue a través de lo anterior que de igual manera se logró ir en contra de la monotonía que el mismo corto visibiliza a través de: “La mezcla de técnicas de filmación que construyen la imaginería narrativa y reflexión del espectador”.

La primera técnica utilizada en “Giz”, se puede observar en el sueño del protagonista: Live Action. Luego entramos al mundo del pollo humanizado en el que hay principalmente Stop Motion, reflejado en los personajes principales; y Pixilación, reflejada en las escenografías.

Respecto al Stop Motion, técnica predominante en el corto, los muñecos se construyeron con un cráneo estructurado con ojos esféricos que permitían acceder por detrás de la cabeza. Los escritorios, sillas y la porción de calle en la que directamente interactúan los títeres, fueron construidos para facilitar la composición con los escenarios en los que se usó Pixilación.

De igual manera se construyeron algunos sonidos y ambientación para las escenas de Stop Motion. Murmullos veloces, pasadas de papel,  teclados de computador, bocinazos, pollos, estática, agua, tiza y ocasionales melodías; se conjugaron en “Giz” para crear: “Extrañeza en los espacios”, explica Cesar.

Un elemento que acompaña a esa rareza, son los colores desaturados representados a través de una paleta reducida que: “Ayudaron a marcar el tono que se pretendía para la película”. Un tono de monotonía, agotamiento y existencialismo en el que pareciera que es posible que sueñen los pollos. SM