El animador Antonio Villamandos (Chile), desentraña sus ideas y visiones del humor detrás del cortometraje “Perros del Planeta”, además de dar detalles de su formación y cómo ha logrado encontrar un método propio para sus obras.
Este cortometraje estará en exhibición a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo titulado “Animales”, que estará disponible para el público durante todo el mes de mayo.
En el siglo XXII, los humanos han desaparecido de la faz de la tierra sin dejar rastro, por lo que los perros que quedan en el planeta arman su propia revolución, y se proponen a retomar las labores que los humanos ejercían, de la forma que puedan. Así, al ritmo del himno “Perros del planeta”, desfilan muchos canes por la pantalla intentando hacer cosas nuevas o manipular objetos que no estaban hechos para ellos: perro barrendero, perro aspirina, perro astrofísico, perro provincia, perro gasfiter, perro pantufla, entre muchos otros.
“Perros del planeta” se estrenó en 2019, es una producción del sello Antenna Cheese y estuvo presente en ocho selecciones oficiales de festivales en América y Europa. Su creador, Antonio Villamandos, es un animador chileno formado en diseño, pero que se ha instruido en animación de manera autodidacta gracias a recursos gratuitos en internet. Antonio recuerda que en su infancia le gustaba mucho dibujar para sacar sus propias versiones de los personajes: menciona entre sus referentes caricaturas de Nickelodeon como “La vida moderna de Rocko”, “Hey Arnold!” y “Bob Esponja”, además de videojuegos como “Pokémon” o “La leyenda de Zelda”.
Lo que le hizo considerar la animación como una opción real de profesión, fue cuando consiguió acceso al software Adobe Flash. En aquel momento, a principios de los 2000 y antes del apogeo de Youtube, Antonio se encontró con comunidades online como Newgrounds.com, donde las personas compartían sus animaciones, lo que lo motivó a practicar en la aplicación y a subir sus diseños, además de nutrirse de la animación independiente que encontraba en la red.
Si bien ya habían algunas carreras de animación en Chile, Antonio se decidió por algo más tradicional, e ingresó a la Escuela de Diseño de la Universidad Católica, pero siempre estuvo resuelto a que se dedicaría a la animación, y aprovechaba cada oportunidad en la carrera para resolver sus proyectos a través de la animación. Su proyecto de titulación fue un videojuego animado por él titulado “Mastica Astros”: un juego shooter de exploración del universo, distinguible por su arte estilo arcade y que ofrece información educativa sobre los escenarios y cuerpos celestes que se presentan en sus cuatro etapas. El proyecto pudo desarrollarlo con el patrocinio y apoyo científico del Núcleo Milenio de Astrofísica.
El humor del absurdo es muy del gusto del animador, y reconoce que no es, necesariamente, del gusto de la mayoría de las personas: “Tiene que ver mucho con yuxtaponer cosas que no necesariamente tienen que coincidir en sus contextos propios”, explica respecto a cómo se originan las cómicas situaciones presentes en sus historias.
Un buen ejemplo de esto es la lógica de su producción “Mantequillo”: una microserie de capítulos autoconclusivos, que ganó el 1er Pitch Chilemonos de Nuevas Series para Cartoon Network en 2016, y que posteriormente fue financiada, desarrollada y transmitida a través de Cartoon Network Latinoamérica; además, fue transmitida al público con otras conocidas series en la actividad “Monos en Short” durante febrero de 2017.
“Más allá de que los monos sean de fantasía, es una vida y mundo cotidiano, y la regla que cambia es que el protagonista está hecho de mantequilla. En un mundo cotidiano, esa condición desencadena muchas situaciones que sólo van a ocurrirle a ese personaje”, explica Antonio sobre su protagonista Mantequillo: un niño tiritón hecho de mantequilla, con un nerviosismo constante por lo que pueda pasar a su alrededor y cómo esto puede afectar a su particular estado físico.
Ocurre algo similar con su corto “Perros del planeta”: los humanos desaparecen de la nada, y son los perros que intentan suplir distintos roles a su manera. Este último detalle, se relaciona directamente con la decisión de que los perros no estuvieran físicamente humanizados, lo que trae el desafío de resolver cómo manipulan ciertos objetos, por ejemplo; así, los personajes quedan, como lo define Antonio, en un punto medio entre la fantasía y el realismo. Este cortometraje nació en respuesta a un desafío publicado en internet, que estaría abierto por un mes y recibiría trabajos del tema propuesto, que en ese momento era “Perros”. Antonio partió dibujando muchos perros y los puso en distintas situaciones que se tornaron cada vez más absurdas, dando la posibilidad de expandir la idea a un proyecto más grande.
Antonio cuenta que nunca ha dejado de dibujar en croquera, y considera que ha sido un paso inicial muy útil en todos sus trabajos, además de ser un hábito que aplica cada vez que tiene un tiempo: muchas veces sus personajes salen de bocetos antiguos. Tiene todos sus dibujos escaneados en el computador y los usa como base para empezar a dibujar en Flash, un software que Antonio califica como muy “clásico” de su época, pero que para el tipo trabajo que hace considera que es ideal. Al respecto, menciona que ha probado usar Toon Boom Harmony, pero que las herramientas que ofrece Flash influyeron mucho en el trabajo que hace actualmente, lo que se refleja en los colores planos, el trazo grueso, la textura, densidad y otras características físicas de los personajes y sus movimientos.
Antonio explica que ya tiene un procedimiento: escanear los dibujos y calcarlos en Flash, hace sus Storyboard de forma muy rústica, y las primeras animaciones siempre son referencias para los movimientos que necesita hacer el personaje. Luego empieza a pintar, definir personajes y agregar detalles en varias pasadas, hasta que se siente conforme con el resultado.
“Esto es muy de mi caso particular: quizás el proceso de animación no es tan ordenado porque lo hago casi todo por mi cuenta, entonces puedo adelantar y retroceder en algunas tareas, de repente puedo hacer sonidos sin que el color esté listo, entre otras cosas”, Explica Antonio sobre su método de trabajo, el cual es muy orgánico cuando se trata de un trabajo individual, pero que enfatiza no podría aplicar esas libertades en producciones grupales y que por lo tanto, deben contar con mayor planificación.
El sonido de “Perros del planeta” fue trabajado por Antonio, quien ha logrado resultados de manera autodidacta y aplicando un procedimiento similar al que lleva desde sus primeros trabajos animados: su estructura implica definir toda la trama, y enlistar los sonidos que va a necesitar en función de lo que ocurre en la animación, los clasifica de acuerdo a si es posible grabarlos de forma casera y editarlos, o si es mejor obtenerlos desde bibliotecas de sonido libres de derechos de autor; en el primer caso, también es él quien hace edición y limpieza del sonido, para montarlo directamente en Flash junto a la secuencia de video para mayor comodidad; en el caso de “Perros del planeta”, contó con ayuda de su socio Gonzalo Morales.
Al respecto, Antonio enfatiza que: “Todo lo sigo haciendo en Flash por la conveniencia, de hecho no sé si sea tan recomendable para la gente que está recién empezando porque tiene su propia lógica y mañas, como todo programa, pero es algo a lo que me he ido acostumbrando, en especial porque se puede montar todo en la línea de tiempo e ir editando ahí mismo”.
Además, suele utilizar muchos sonidos propios de videojuegos que, si bien quizás no se relacionan directamente con la acción que está en escena, se ha transformado en parte del universo estético que Antonio propone en sus producciones; estos sonidos los consigue gracias al software BFXR.
En sus proyectos, Antonio colabora con su amigo Gonzalo Morales, cuyo nombre de músico es Moralo González y es quien está encargado de componer e interpretar la pegajosa canción de “Perros del Planeta”. La colaboración entre ambos partió con el juego “Mastica Astros”, que cuenta con música característica de videojuegos arcade, la cual fue compuesta por Gonzalo gracias a un software gratuito llamado LMMS.
El método de trabajo entre ambos está bien definido: Antonio hace una descripción del ambiente y las emociones de la escena para la que necesita la música, y Moralo compone en base a eso; una secuencia que han mantenido hasta la actualidad ya que es muy efectiva, explica el director. En el caso del cortometraje, la preproducción duró 3 meses y Moralo estuvo involucrado a partir de dicha etapa, ya que es la letra de la canción la que refleja el guión, y en función de esto se tomaron decisiones visibles, como elegir la variedad de perros que aparecen en pantalla.
Una vez que la canción estuvo grabada, Villamandos pudo hacer el repaso de detalles sobre la animación: adaptar los movimientos de los perros a la canción, con un ojo más “quirúrgico” como él lo define, especialmente aquellos que están tocando instrumentos en el corto/videoclip para interpretar la canción principal.
Actualmente, Antonio Villamandos está en las primeras etapas de desarrollo de un proyecto de videojuego que se va a titular “Bounce Castle”, en el cuál está colaborando con un programador. Está catalogado como un juego de estrategia y es muy especial para el director, ya que en él estará incursionando en un entorno tridimensional, lo que se escapa del trabajo puramente en 2D en el que Antonio se ha desempeñado durante toda su carrera; la propuesta lleva dos años de trabajo y espera tener un demo para este año.
Por otro lado, tiene algunos conceptos para cortometrajes aún en preproducción que, en palabras de Antonio, son propuestas más narrativas, sin dejar de lado el humor absurdo y las situaciones impredecibles, componentes que han pasado a ser distintivos de las obras del director. SM