“Prita Noire”, es un cortometraje en Stop Motion que conjuga elementos visuales, narrativa y exploración del fenómeno Fetus in fetu. Sofía Carrillo, directora del cortometraje, nos comenta cómo lo representó a través de la historia de dos hermanas unidas por la codependencia.
Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de septiembre, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Mujer”.
Para Sofía Carrillo, “Prita Noire” es un cuento de hadas que entró a darle significado a una pieza de arte objeto que hizo para una exposición: “El rostro era de papel maché y tenía prácticamente mi tamaño. Era una muñeca de tela, sentada en una silla con una botella entre las piernas y al interior, una muñeca pequeñita a semejanza de la grande, estaba de viaje cuando descubrí la historia en la pieza”, recuerda. Esa obra, una pesadilla y una obsesión por los gemelos fueron formando el cortometraje.
“Literal, la pesadilla de la mujer en la que ve a esa niña caminando, fue una de las primeras que yo tuve”, señala. Luego explica que sus ideas muchas veces vienen de los sueños, así como de los libros de pintores que veía en la biblioteca de sus papás artistas: “De alguna manera regreso a esas imágenes. Me gusta llamarlo inspiración”, y a partir de ella desarrolló “Prita Noire”.
En el cortometraje hay dos hermanas, una grande y una “pequeñita llamada Prita”, como la describe la narradora del corto. Curiosamente, es ella quien lleva el control de la relación: “Está completamente basada en los gemelos Fetus in Fetu”, cuenta Sofía. El fenómeno es un problema congénito en el que un embrión se divide anormalmente, provocando una especie de parásito no desarrollado que vive a partir del gemelo desarrollado. Desde esa investigación, la animadora sintió que: “Era una barbaridad tener a alguien dentro mío, dictándome y alimentándose de mí”.
Es ese juego, que mezcla inspiración con investigación, el que más disfruta la directora en sus procesos creativos: “Me dejo mucho guiar por la intuición y lo que siento. Sigo la forma orgánica del relato y su estética”, describe. En el caso de “Prita Noire”, la llevó a centrarse en la infancia, lo que representó en los colores, música y narración del corto.
“En Prita, es algo más etéreo, porque justo son como voces del pasado, de la infancia”, explica Sofía sobre la decisión de usar canciones de cuna como soundtrack principal en el cortometraje. Ya que la hermana menor se queda niña, hay un viaje hacia esa niñez que se acompaña con el violín de Abigail Vásquez y la voz de la narradora. Junto a ello, la directora quiso explorar colores que hicieran juego con esa idea: “Una estética más lavada, que suavizara la temática. Con tonos blancos, lechosos que remitieran a lo materno”, y por ende, a la idea del Fetus in Fetu.
El personaje parásito de Prita, vive en una botella, por lo que, según Sofía, era narrativamente importante que se moviera al interior de ella: “Las cortamos a lo largo. Yo animaba en una mitad, y en post se montó la otra para que se viera dentro”, cuenta la directora. El cortado lo mandaron a hacer: “Compramos 10 botellas y salieron 2”, y solo fue usado cuando: “Yo no podía mover las piernas o el torso desde arriba”.
Respecto al personaje de la mujer grande, hay una mezcla de Stop Motion y Pixilación: “A la actriz le sacamos un molde del cuello hasta los tobillos y encima le pusimos el vestido”, cuenta Sofía, ya que era muy complicado tenerla horas y días sentada allí. “Hay partes en las que por supuesto que es ella”, pero cuando no, la movían para que pareciera que estaba viva.
La historia de ambas mujeres, partió como un cuento, ya que según la directora, solo así podía tener la libertad absoluta de describir emociones, sin caer en las estructuras y tiempos que demanda un guión: “Puedo simplemente hablar de una sensación, no tiene que tener clímax o resolución”. Y en el caso de “Prita Noire”, Sofía puso el sentimiento de codependencia entre las hermanas y las ganas de liberarse descritas en ese cuento inicial, que después se convirtió en el guión: “Fue un instrumento de comunicación con mis demás compañeros”.
Fue esa forma poco tradicional de desarrollar “Prita Noire”, que según Sofía lo volvió: “Una pieza de animación experimental, como le llamamos a todo aquello que no cabe en otro lugar. Y pues bueno, yo vivo un poco ahí”, comenta entre risas.
Además de vivir en el mundo experimental, los cortometrajes de Sofía se desenvuelven desde lo femenino: “Soy hija de dos pintores y la menor de cuatro hijas. En mi casa había un solo varón y era mi papá”. Fue una infancia rodeada de mujeres, libre de comparaciones con hombres, lo que sitúo a la animadora en un espacio que hasta el día de hoy refleja en cortos como “Prita Noire”: “Son los encajes, los colores, la sensación de las relaciones, todo tiene que ver con el universo femenino”.
Para la directora, en animación, se ven menos comparaciones por género, que en otros espacios de la industria audiovisual: “Hay mucho respeto por llevar a cabo un proyecto que te va a llevar mucho tiempo, que requiere demasiada atención y dedicación”, como el proyecto de dos años que fue “Prita Noire”: “Tuvo varios retos, lo que lo hizo algo divertido y emocionante. Fue estresante, pero un estrés bonito”, concluye, Sofía Carrillo. SM