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El director Alois Di Leo (Brasil) se refiere a su premiado cortometraje “Camino de Gigantes”, una historia sobre cómo una tribu amazónica y, particularmente una niña, experimentan el proceso de duelo en todas sus etapas. Destacando su impecable técnica 2D y una estética delineada en todos los aspectos, su creador entrega detalles del proceso de realización.

Este cortometraje estará en exhibición a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo titulado “Mitos y leyendas de Latinoamérica,” que estará disponible para el público durante todo el mes de abril.

En lo profundo de la selva, una tribu vive y se desarrolla en torno a los enormes árboles: han hecho de ellos sus viviendas, trabajan la madera, pero también son un recordatorio permanente de la fragilidad de sus vidas y de qué ocurrirá con ellas cuando sea momento de despedirse. “Camino de Gigantes”(2016) es una emocionante historia sobre el ciclo de la vida: en una remota comunidad indígena en medio de la selva vive Oquirá, una niña de seis años que debe enfrentarse al fin de ciclo con uno de sus familiares, el cual se marca cuando un miembro joven de la tribu fabrica una flauta de madera que uno de los ancianos sea capaz de tocar hasta echar raíces y erguirse como un árbol gigante.

El creador de esta historia, Alois Di Leo, es originario de Perú, y ha vivido gran parte de su vida en Brasil. “Yo quería ser artista cuando era joven, pero no quería ser pintor o artista plástico tradicional. Tuve mucha dificultad para encontrar un lugar para mi, hoy en día creo que es más fácil, pero en ese momento tuve que buscar mucho”, rememora el director, quien asistió a la escuela de arquitectura, se formó en diseño gráfico y también en ilustración en Miami. Todas quedaron a medio camino: recuerda que dibujando en flash llegó a hacer pequeñas animaciones, para darse cuenta que ese tipo de disciplina era lo que estaba buscando hacer; en ese momento tenía 28 años.

Alois recuerda que, para entonces, el mercado animado en Brasil consistía en producciones de gran reconocimiento y presupuesto, como Asterix y Obelix en 2D, mientras que él quería desarrollar un trabajo autoral. Esto lo lleva a tomar el curso de dirección en animación en la National Film and Television School en Londres: el proyecto de película que preparó para su postulación se convertiría, años más tarde, en “Camino de Gigantes” (2016).

El director señala la literatura como una importante fuente de inspiración, destacando al autor Franz Kafka. Sus referentes audiovisuales son las directoras de animación Joanna Quinn y Ruth Lingford, cuyo trabajo califica como ‘increíble’. Sin embargo, su mayor inspiración es el animador Koji Yamamura, especializado en 2D y a quien tuvo oportunidad de conocer cuando “Camino de Gigantes” fue estrenado en Annecy.

“A mi personalmente siempre me gustó el arte tradicional, me refiero a la mano agarrando un material”, agrega. Si bien reconoce que le ha gustado bastante trabajar con 3D, Alois tiene una gran preferencia por el 2D debido a la cercanía de interacción con el artista y el material. Esto se reflejó en su tesis de graduación, que trató sobre el impacto que el animador tiene sobre el dibujo en el 2D, mejor dicho en sus propias palabras: “En el sentido de que, cuando estás malhumorado, o de buen humor, existe un resultado gráfico de eso”.

De esta premisa nació su cortometraje “The boy who wanted to be a lion” (2010), el cuál consistió en 2D hecho sobre papel, aproximadamente 13000 cuadros dibujados casi todos por Alois. El corto fue exhibido en la semana de críticas de Cannes y estuvo en selecciones oficiales de festivales de todo el mundo. Posterior a este exitoso debut, el director regresó a Brasil: antes había conformado SINLOGO, un estudio de diseño, y al regresar abrió una división llamada SINLOGO Animation, a partir de allí comenzó a llenar su portafolio con animaciones para publicidad.

“Un día tuvimos uno de esos clientes gigantescos con un proyecto maravilloso, pero a medio camino me llamaron y me dijeron que ya no querían continuar. Me pidieron la plata de vuelta y, como ya había contratado a un montón de gente, no accedí. Con eso tomé la determinación de hacer una segunda producción”, cuenta Alois, y menciona que también ganaron un fondo estatal para financiarlo.

Así, se dio la oportunidad para hacer realidad el proyecto de “Camino de Gigantes”: su realización fue mayoritariamente en técnica análoga, y también cuenta con trabajo digital sin perder la visualidad característica del 2D.

Al inicio, Alois investigó sobre diferentes culturas, ya que no quería que estuviera inspirada exclusivamente en las tribus amazónicas, lo que le permitió delimitar las características de la tribu de Oquirá e ir eliminando las inconsistencias. Trabajó sobre las herramientas usadas por los personajes, para que coincidieran con los enormes árboles que se dibujaron en el corto, inspirados en las milenarias secuoyas rojas de California y en la samauma o ceiba, un enorme árbol nativo que es popularmente conocido como “árbol-abuela”.

“Empecé a ver documentales en que los filmaban de lejos, todas las herramientas fueron inspiradas en eso y algunas las hicimos igual en su composición y cómo las manipulaban. Empecé a agarrar pedacitos de cosas realistas y ponerlas en la película”, explica el director quien, reconoce, siempre está poniendo pequeños detalles de su lenguaje personal, tal como la pintura corporal, que en el corto luce diferente para cada familia de la comunidad.

Lo más llamativo del corto es el color, uno de los aspectos más comunicativos para el trabajo de Alois: el guión se construyó en base a las etapas del proceso de luto, por lo que todos los demás elementos se desarrollaron bajo esa línea, siendo muy evidente en la dirección de arte. El director explica que se hizo un color script en Photoshop para ir adaptando la luz y el color a la secuencia de etapas del duelo, la cual fue su bastón para desarrollar toda la película.

De la misma forma, hubo una gran preocupación en caracterizar a la protagonista lo más fiel posible a su edad y su contexto. Para esto, utilizaron video referencias de la hermana pequeña de uno de los animadores para retratar sus movimientos: “La forma en que la niña se sienta, se levanta, se mueve, es todo inspirado en ella para hacer las sombras, las posturas y agarrar el alma del personaje, porque los niños no se mueven como los adultos, todo ordenado, entonces ella nos ayudó mucho en eso”.

En cuanto al sonido, Alois comenta se le dio tanta relevancia como a las demás áreas, desde la premisa de usar exclusivamente sonidos orgánicos, vale decir, ruido de madera, cuero, viento, y ausencia de ruidos metálicos o cualquier indicio de sociedad moderna. Mientras que para la música, desarrollaron bases de percusión para establecer un ritmo congruente con la emoción de cada escena.

Sin embargo, faltaba la flauta: para resolver esto, el director convocó al músico peruano Tito La Rosa, connotado compositor de origen quechua que no sólo se ocupa de estudiar y conservar la música ancestral de su pueblo, sino que él mismo fabrica sus instrumentos. “Realmente lo que Tito trajo no había cómo anticiparlo. Cuando llegó y empezó a tocar… Era otra cosa, fue mágico. Creo que si hoy tuviera que hacer el corto de nuevo, tampoco tendría las herramientas”, expresa Alois; además, la performance de Tito usando los instrumentos también sirvió como referencia para los movimientos de personajes.

En un principio, la idea era realizar un largometraje: “Cuando hice Way of Giants yo pensé que iba a ser mi oportunidad de lanzarme al mundo de nuevo, pero esta vez con el objetivo de hacer conexiones más adultas”, recuerda. El cortometraje tuvo una gran recepción: se estrenó en Annecy en la selección oficial, clasificó al Oscar, recorrió festivales de todo el mundo y cuenta con un total de 26 premios. Alois comenta que hasta el día de hoy le llega algún mail para exhibir el cortometraje en colegios de la costa, el campo, o la selva, algo que no podría ser más satisfactorio para él.

Actualmente, Alois Di Leo está co-dirigiendo un ambicioso proyecto de largometraje titulado “Arca de Noé”, inspirada en la obra del connotado poeta y músico brasileño Vinicius de Moraes. Dirigida por Sergio Machado, coproducida con India y realizada en 3D, “Arca de Noé” sería la película animada con el mayor presupuesto que se ha hecho en Brasil hasta el momento, y se proyecta su estreno para julio de 2023. SM