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Un pequeño niño está triste y cansado, mientras su madre hace el aseo de la casa. Su ánimo cambia totalmente cuando ella le entrega un regalo en una caja celeste. Sus ojos brillan y se emociona, emocionado  abraza a su nuevo juguete, un osito. Así comienza “New Toy”, un cortometraje sin diálogos que representa la relación que tienen los niños con los objetos con los que juegan. Rogério Boechat, su director, comenta a continuación cómo se llevó a cabo esta producción. 

Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de agosto, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Infancia”.

El personaje principal, que es este niño, ama tanto a su juguete que come y duerme con él, incluso lo lleva de paseo y se enoja si se lo quitan. Esta animación invita al espectador a conectarse con las infancias y a comprender cómo se relacionan con sus juguetes. El cortometraje ganó las competencias de Mejor Animación en la 16° Mostra de Cinema Infantil de Florianópolis en Brasil, Mejor Corto Educacional en el Festival de Cine Latinoamericano de Rosario en Argentina y Mejor animación 2D para niños en el Palm Springs International Animation Festival, entre otros. 

Rogério Boechat es brasileño y siempre fue fan de las películas y series de televisión. Cuando tuvo que escoger a qué dedicarse, optó por el diseño, inspirado en la carrera que estudiaba su hermana. En la universidad tomó algunos cursos de Animación, luego se graduó y estudió un año y medio de Cine. Tiempo después comenzó a trabajar en una empresa de postproducción en Río de Janeiro, era el encargado de hacer títulos y corrección de color. Fue así que inició su camino en la animación, haciendo efectos especiales, comerciales, anuncios para televisión y películas. En ese espacio conoció a Rodrigo Amim, quien es hoy su socio en el estudio Luva. 

La idea de este cortometraje nació bajo la inspiración de su propia hija que nació en 2013. Sobre esto recuerda que “cada vez que íbamos al parque, llevábamos algún juguete, para que pudiera jugar allí en la arena y bajo los árboles. Siempre me fascinó ver a los otros niños cuando venían al parque y todos los padres, hacían lo mismo. Dejan al niño y los juguetes por ahí. Pero el niño nunca juega con los suyos. Siempre quieren jugar con los de los demás. Así que empecé a pensar en cómo podría representarlo de forma visual”. 

Con esta idea en la cabeza, Rogério fue hasta donde sus compañeros del estudio Luva, donde él es el director creativo junto a Rodrigo. La recepción que tuvo fue genial, estaban todos muy emocionados de comenzar a desarrollar el cortometraje. Rápidamente decidió que no quería que tuviera diálogos, para que fuese más fácil de entender por todo el mundo. 

La historia avanza y el pequeño niño va a la playa con su juguete, luego al parque y de a poco este osito va tomando un aspecto de ladrillo. Esta producción fue financiada por un fondo de RIOFILME, una empresa pública municipal de Rio de Janeiro. Cuando seleccionaron el proyecto y tuvieron que hacer un pitch para clasificar, Rogério recuerda que “tuve la idea de elegir un ladrillo, porque un ladrillo es como algo pesado y aburrido, no es interesante. Y también quería tener otro mensaje importante, como que hay muchos juguetes y objetos usados que podrían construir algo. Así que también tuve esa idea. Y cuando fuimos allí a presentar el proyecto, mi socio dijo ‘oh, nosotros, deberíamos traer un ladrillo al terreno de juego’ y así lo hicimos. Cogimos un ladrillo y lo llevamos. Fue fantástico porque estábamos contando la historia y luego saqué el ladrillo de la mochila y se los mostré”. Esto sorprendió a los jurados y finalmente les otorgaron el financiamiento. 

Una de las ideas principales fue reflejar eso que ocurre cuando eres niño y te gustan más otros juguetes que el tuyo propio. Como esa sensación de que lo nuevo o novedoso es mejor. También la idea de que la emoción puede durar poco, pero es algo propio de la infancia. 

Respecto al desarrollo del cortometraje, el director señala que tuvieron la intención de “dejar que el espectador piense que sabe lo que va a pasar”. Por eso mismo, decidieron darle un giro inesperado a la historia, para dar este factor sorpresa. 

Rogério comenta que hicieron mucha preproducción, durante la investigación para hacer este trabajo. Vieron varias películas, como las de Hayao Miyazaki para inspirarse, ya que no tenían un estilo definido, sino que lo fueron encontrando a medida que veían referentes y las ideas propias que iban surgiendo. Recuerda que pasaron mucho tiempo dibujando al bebé, al principio su cabeza era más grande de lo que es en el cortometraje final, pero luego debieron ajustarla para que tuviera relación con los demás elementos que hay en escena. Fue un proceso largo, y meticuloso, ante esto señala que “nos tomamos el tiempo con más cautela. Nosotros fuimos más despacio. Pero creo que al final fue bueno, tener este tiempo para investigar y hacer un montón de pruebas y tal vez no frustrarme con el proceso”. Se demoraron alrededor de 18 meses en total. 

La técnica utilizada fue animación cut out muy colorida. Los softwares que se usaron para hacer este trabajo audiovisual fueron Toon Boom, Photoshop para los fondos y finalmente After Effects para la composición definitiva. “Me encanta componer las partes, los colores. Me gusta hacer esto desde mi pasión. Así que lo hice yo solo porque tenía muchas ganas de que quedara bien”, expresa Rogerio, y agrega que realizó todo por separado: las sombras, la iluminación, etc., para asegurarse de obtener un buen resultado final. 

Sobre la dirección de arte y fotografía, fue todo un proceso de búsqueda. Inicialmente querían que tuviera una apariencia más de acuarela, que luego fue evolucionando e incorporando otras texturas. Probaron diferentes ángulos, además de  cámara fija y ojo de pez, optando finalmente por opciones más simples, manteniendo la calidad del trabajo. 

La música del cortometraje es completamente original y fue compuesta por un dúo de pianistas llamado Gisbranco, encajando de manera perfecta con las escenas. Rogério expresa que tenía muchas ganas de hacer una película muda, tomando de referencia los trabajos clásicos de Charles Chaplin. 

Para cerrar, el director señala que “este fue mi primer proyecto personal, así que fue muy emotivo y sobre todo porque la idea vino de mi hija y fue muy emocionante ir con la familia al cine. Cuando fuimos al estreno, estaban mi madre, mi abuelo, mi hermana, mis tías. Todos estaban allí y mi hija estaba allí y toda la familia de la gente que trabajó en el corto”, recordando como fue la recepción de sus cercanos y la trayectoria de esta producción que pasó por muchos festivales. Por otro lado agrega que, el cortometraje fue presentado en el año 2017 y aún se habla de él, eso le pone muy contento y le confirma que fue un buen trabajo. 

Finalmente, Rogério comenta que actualmente tiene un par de ideas de cortometrajes que está desarrollando, pero que están en las etapas iniciales, ya que “en los últimos dos años con la pandemia, ya sabes, aquí en Brasil, el gobierno cerró mucho apoyo para los artistas. Así que esperamos que el año que viene y quizás con los cambios en el gobierno, tal vez podamos tener más proyectos para financiar películas y demás”. Por mientras seguirá trabajando en otros aspectos de la animación, producciones para la televisión, entre otros. SM