Colores, animales, estaciones. Sin contexto y con esas tres palabras podríamos describir a “Konijn”, el cortometraje de Yasmin Islas, que intenta dar explicación a cómo pasamos del verano al otoño. Desde un mundo creado por la directora, se fue formando la animación cuyo trabajo nos comenta a continuación.
Este trabajo estará disponible para el público durante todo el mes de septiembre, a través de la plataforma chilena Ondamedia, integrando el ciclo Monoclub titulado “Mujeres”.
En un año y medio, para su proyecto de tesis, Yasmin Islas desarrolló una mitología que dio a conocer cómo cambian las estaciones: “Cómo se relaciona todo en la vida respecto a la naturaleza”. La directora sabía que quería hacer algo con animales “algo cute”, con colores y explicaciones propias sobre el mundo. Presentó la idea a sus coordinadores y maestros y le dijeron que sí. Ninguno de ellos era mujer.
En su generación fueron cuatro mujeres. Yasmin hizo el proyecto sola, y si bien dice que le dieron bastante libertad de acción, comenta que en otras ocasiones su estilo se ha ganado críticas no siempre positivas: “Es como que si algo se ve tierno, no consideran que puede ser serio”, uno de los aspectos que más rechazo provoca en ese sentido son los colores.
A Yasmin le gustan los arcoíris: “Quiero que mi color ayude a la narrativa”. Fue por eso que decidió usar un círculo cromático que va desde el azul hasta el verde, pasando por el morado, naranjo y amarillo: “Al ser el ciclo de las estaciones, los colores también deben ser cíclicos”.
La coneja, Konijn en neerlandés, que protagoniza el corto homónimo tiene un vestido blanco y vaporoso, un pelo rosado al aire y una nariz pequeña que se mueve sutilmente, tal como lo hace el animal en la vida real: “Veo muchos videos de animales en Youtube, de ahí que me gusta mucho dibujar”. Esos videos, mitologías sobre el cambio estacional, y diseñadores de videojuegos independientes fueron las principales referencias de la directora para la animación del cortometraje.
Y así como Yasmin sabía bien qué quería, también tenía claro lo que no, aspecto que se reflejó cuando eligió la música: “Partí con una tranquila media clásica y se sentía muy cursi, muy de princesa”, luego fue al estudio de Rodrigo Hernández, quien realizó las mezclas musicales y de sonido: “Me quedó gustando más ese estilo, y de a poco fuimos revisando qué quedaba mejor”.
Otro elemento que cambió cuando descubrió uno que quedaba mejor, fue el programa para hacer 3D: “Mudé todo lo que llevaba en Maya a Blender”, la razón detrás, radica en la complejidad que, según ella, tiene una herramienta por sobre la otra. Además de Blender, los compuestos están en After Effects, la geometría en Low Poly y las texturas en Photoshop.
Photoshop fue un programa clave en la realización del cortometraje: “En ese momento me gustaba mucho dibujar y hacer cosas muy detalladas en Photoshop para luego integrarlas”, explica Yasmin Con un paquete de 50 pinceles, empezó a jugar con las texturas y las técnicas que iba aprendiendo a medida que avanzaba en el cortometraje.
La animadora partió animando en 2D, y de a poco transicionó al 3D, lo que le permitió conocer recursos como el UVTexturing: “Cuando me lo enseñaron me dijeron que tenía que imaginar las costuras de la ropa”. Y fue esa frase, la que tuvo que intentar aplicar cuando diseñó a los animales que se mueven por las estaciones: “fue muy entretenido, me encanta hacer texturas”. Ese entendimiento de nuevas y pasadas técnicas se convirtió en “Konijn”.
Para Yasmin, “Konijn” fue un espacio de exploración, en el que además pudo demostrar todo lo que había aprendido. Razón por la que hizo una técnica mixta de 3D con 2D, integrando elementos en los multiplanos. De igual manera conjugó diversas texturas y colores: “Me gusta mucho experimentar y es algo que sigo haciendo. Me gusta mezclar la vida con el 3D”, finaliza. SM